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Trabajar cansa
Columna
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Esto solo pasa en España

Desde Italia hago mi pequeña aportación a la serenidad nacional: no nos sintamos tan solos, ni en lo grave ni en lo cómico

La exmilitante socialista Leire Díez comparece ante los medios en Madrid, el 4 de junio.
Íñigo Domínguez

Viviendo fuera de España no se tarda mucho en hacer una desconexión mental con nuestras vicisitudes patrias. No es tanto con las noticias, con lo que te pierdes es con los nuevos personajes. Un día te dices: pero quién es esta Melody, y qué ha hecho. Otro, aparece un tal Frank Cuesta. O no sé qué invitado de La Revuelta desconocido, supongo que no soy el único, para los mayores de 40 años (58% de la población). Y ya lo de La familia de la tele es que ni idea. Te dices: ¿hago por enterarme o no? Te planteas si pinchar para informarte, pero piensas lo que estás haciendo con tu vida, a partir de una cierta edad el tiempo es todo. Y es peor cuando te lo lees y sigues sin verle la importancia, hay algo de estos asuntos que por lo visto no se puede captar sin vivirlo. Te quedas fuera de la conversación nacional, de las angustias y preocupaciones de tus conciudadanos. En fin, pierdes identidad, y eso hoy es gravísimo. A veces estos personajes surgen en la política, como Leire Díez. Con su frase “ni fontanera, ni cobarde”, que me llegó así, suelta, tuve que hacer un ejercicio de hermenéutica de una hora para entenderla. Me pasó igual con el lema del PP, “mafia o democracia”, aunque en ese caso al final abandoné.

En fin, he vuelto a escuchar esa frase, con sentido apocalíptico: esto solo pasa en España. También se dice con una sonrisa casi orgullosa. Pensarán que me divertiré menos, pero es que vivo en Italia, y hago desde aquí mi pequeña aportación a la serenidad nacional: no nos sintamos tan solos, ni en lo grave ni en lo cómico. Les cuento solo dos historias recientes, temas casi de color que apenas duraron una tarde. En Sorrento, sur de Nápoles, han detenido el alcalde, Massimo Coppola (centro-izquierda), por recibir fajos de billetes a cambio de contratos públicos en guarderías. Le arrestaron in fraganti en medio una cena, donde le pasaron uno. Pero lo mejor es uno de los presuntos intermediarios: Lello il Sensitivo (pronúnciese Lelo). Es un personaje del submundo televisivo napolitano de madrugada, que echa las cartas y hace bolos donde ejerce poderes curativos. Se presentaba como “Maestro Supremo en Ciencias Ocultas, Especializado en Retornos Amorosos y Problemas de Pareja. Estudioso de puertas temporales, nodos gravitacionales, telerradiestesia, dominio de la mente y estudioso de mí mismo”, siendo esta última, probablemente, la disciplina más compleja. Fue una transición natural pasar de las ciencias ocultas a responsable municipal de comunicación institucional en 2022, pero se armó cierto revuelo y el alcalde lo paró. Pero enfadado, por ponerle problemas a Lello “con todos los ladrones que hay”. Ahora, un perro policía especializado en olisquear dinero, llamado Gringo, ha encontrado 167.000 euros escondidos en la mesa de billar de su casa.

A un nivel más sofisticado, en las últimas municipales se ha verificado un fenómeno que desafía la lógica: en algunos pueblos surge una inusitada pasión democrática y se presentan casi más partidos que habitantes. Como en Bisegna, Abruzzo, con 212 vecinos y 25 listas. O en Castelnuovo di Conza, Campania, 559 vecinos, 23 listas. Es todo aún más misterioso si se considera que casi todos los candidatos son miembros de las fuerzas del orden, que ni residen en el municipio. Bueno, les doy la solución: hay una norma que da un mes de vacaciones pagadas a militares y agentes que se presenten a unas elecciones. En 2020, en Carbone, Basilicata, ganó un policía que nunca había pisado el pueblo. Dimitió a las dos horas de ser nombrado alcalde. Su partido se llamaba Honestos y Libres.

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Sobre la firma

Íñigo Domínguez
Corresponsal en Roma desde 2024. Antes lo fue de 2001 a 2015, año en que se trasladó a Madrid y comenzó a trabajar en EL PAÍS. Es autor de cuatro libros sobre la mafia, viajes y reportajes.
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